Carlos Delgado/ Periodista i crític enològic a El País

Carlos Delgado

Escriptor i periodista. Crític enològic al diari “El País” i Premi Nacional de Gastronomia el 2002. Carlos Delgado és gat vell en el món del periodisme i del tast. No porta el recompte de vins que haurà tastat per plaer i feina, però està convençut que és de rècord Guiness. Es mostra amable i erudit en la conversa telefónica de gairebé una hora. Conscient que és qui va obrir el camí per parlar des del periodisme de l’enologia. I ara gairebé 30 anys després vol seguir estant a l’avançada. Acaba d’encetar una secció de vídeo-tastos al web d’El País, el diari generalista que li va confiar les primeres pàgines per escriure de vins fugint de la literatura i de la visió comercial. Quatre minuts, llenguatge clar i concís, interpretació del vi per al consumidor. Vins joves i frescos, projectes de futur prometedor a preus de crisi. Es pregunta incesantment què passa al nostre país perquè disminueixi el consum de vi quan tenim la major diversitat i riquesa vitivinícola del món. Fascinat per les varietats autòctones, creu que ara cal fixar la mirada a les vinyes isolades de les Canàries i opina que Catalunya té l’enemic a casa per no beure’s el seu vi excel·lent.

Tu afición por el vino viene de lejos…

Como toda persona de cierta edad en mi familia siempre se ha comido con vino. Y bueno luego pues con la tribu, los amigos, en Madrid íbamos de tabernas, a tomar los chatos. Y luego el azar me llevó a dedicarme a ello des de el periodismo. Empecé dirigiendo la revista Consumo y pensé que era bueno introducir catas y valoraciones de vino ya en los años 70 empezaban a valorarse, además de otros productos, los potitos… Para mi sorpresa me introduje también al mundo del vino. Para entonces no había un lenguaje con rigor, sino escritores de gastronomía que venían de la literatura, como Néstor Luján, Víctor de la Serna padre, y no se valoraba de cara al consumidor.

Empecé a formarme y sacamos un número especial dedicado a los vinos, fue la primera valoración de los caldos que se hizo en España. Entré en contacto con José Peñín que fue pionero en la distribución. Y ahí siguió todo. Publicando catas comparativas de Riojas, entrando en un terreno nuevo, leyendo y formándome.

Y finalmente, publiqué el primer libro de divulgación sobre el vino, con Alianza Editorial. Me interesaba el vino no sólo como bebida, sino también por la cultura.

Y me llamaron de El País, que fue el primer periódico que sacó crítica de vinos, cuando aún estaba circunscrita a publicaciones especializadas. Hace 27-28 años que estoy aquí y terminé especializándome.

Tanto tiempo y ahora llegó el momento de innovar. Estrenas vídeo-catas en el blog de El País.

Exacto, cada miércoles una. Son catas en vídeo y los viernes publico entrada en el bloc. En El País han realizado una apuesta fuerte por la web. Me pidieron qué se me ocurría. Y apareció la idea de las vídeo catas. Hay infinidad de sitios que ya lo practican. La información que llevan es casi igual al texto, pero menos literario. Aquí prima más la imagen.

No van a valorar lo que digo sino el como lo digo. La expresión de gozo más que la descripción.

¿Qué vinos van a aparecer en la sección?

Procuraré circunscribirme a vinos de una franja media y media-baja. Son los vinos que se pueden comprar con la situación económica actual, salvo excepciones no comentaré vinazos.  Y los escojo siempre yo. Hay gente en el periódico que hace vino y bodegueros con vinculación a la dirección, pero jamás me han sugerido qué vino debo comentar, ni he tenido la menor insinuación.

El futuro es el móvil.

Vivimos tiempos de profunda transformación. El audiovisual y el móvil son el futuro. Los suplementos son los únicos que tienen una supervivencia más larga asegurada, los únicos que se imprimirán. El País ya ofrece una suscripción muy económica para leer el periódico 4 días en tablet y el fin de semana en papel.

¿Cuántos vinos habrás catado en todos estos años de profesión?

Algo de record Guiness seguro. Piensa que luego cree Vino y gastronomía, y después Opus Wine con Mi Vino y Vinum, con todos los eventos que esto conlleva. Cuando hablas de literatura se nota si has leído, pues tienes más cultura. Con el vino pasa igual. Cuando te encaras con un vino y ya lo has hecho con muchos antes, la forma de percibir sus cualidades es más rápida. Todo juicio es especulativo, juzgamos en función de la experiencia. Y eso requiere práctica.

Hay una meseta, un momento en que hay mucha saturación y procuro que no me afecte. Quiero conservar el valor emocional de lo novedoso, buscar lo que me sorprenda. Llega el momento de hartarse de cierta cosa como la parkerización. La contundencia del vino tuvo sentido en un tiempo, en España. Pero la sutileza es una virtud que hay que conquistar, la naturaleza es prodiga. Reconozco que hay cierta hartura en grandes vinos, pero es algo muy personal.

Antes comentabas que nunca tuviste presiones para publicar, pero el trabajo de selección debe ser arduo.

Hay distintos tipos de conseguir información. La directa es la que recibo de bodegas y es increíble. Los que empiezan consideran fundamental hacerte llegar su producto. En los últimos 5 años surgían productores de todas partes y a través de todas las cuentas recibo peticiones para que pruebe su producto, y los recibo. Es una fuente importante y democrática a la vez, ayer mismo recibí 3 peticiones para mandarme vino. Otros se dirigen a El País directamente.

Otra vía es mi propia experiencia, que  me indica que si Álvaro Palacios y su sobrino están en el Bierzo van a hacer algo interesante y les sigues la pista. Investigo a través de mis amigos, y voy también de visita a las bodegas.  Tengo amigos enólogos y la gente del sector me informa y me comunica en lo que andan trabajando.

También si veo que hay colegas de profesión con criterio similar al mío que ensalzan un vino pues voy y lo cato. Lo pido también. Hay prescriptores de los que me fio porque sé que tienen un perfil de independencia como el mío.

¿Te sientes a gusto en las redes sociales?

A gusto no, lo utilizo para amplificar la dimensión profesional. Comparto las críticas de vinos  y los eventos. Nos seguimos con algún enólogo y me entero de lo que hacen.

¿Y en el blog, cómo debe comunicarse el vino?

Yo cato 4 vinos al mes para las críticas de El País, además de las revistas especializadas. Soy  periodista antes que nada, y los periodistas antes no escribían en el mundo del vino. Eran grandes escritores como he citado antes, o bien otros que venían del mundo comercial pero sin bagaje periodístico. Y como periodista introduzco la visión pensando en el lector, como hace un periodista deportivo.

Uso un lenguaje directo que sirva y entiendan los lectores. Saber de vino es beberlo y amarlo. Lo otro es literatura.

El consumo de vino por cápita no levanta cabeza a pesar de las modas y del momento en que más comunicación hay, también en esta materia

Está fatal, horrible. Es un fenómeno que merecería ser estudiado sociológicamente. En España justo cuando se hacen vinos de calidad, soberbios y a precios increíbles, con recuperación de variedades autóctonas… Es el momento de la historia en que menos vinos se consumen, menos que en Estado Unidos, nos desbanca Canadá un país emergente en el consumo.

¡Rompamos una lanza a favor de los grandes vinos por menos de 10 euros!

Tenemos vinos buenísimos a precios ajustados, por 3-4 euros hay vinos tremendos, que de vez en cuando saco en las críticas y con puntuaciones de 8 y medio y 9. No ha caído el consumo por la crisis, hace ya 15 años que cae continuamente, por lo que no es culpa de la economía. Y la explicación es dificilísima. Merece un estudio sociológico. El sector del vino es un pilar económico fundamental, tiene una dimensión placentera y cultural muy importante. Pero las estimaciones más optimistas hablan de un consumo de 12-14 litros per cápita al año, por debajo de la media europea en tres puntos.

¿Habrás pensado más de una vez en las causas?

Hay una quiebra generacional. La cultura del vino en el hogar y en el grupo desaparece… No se bebe vino por cultura, se va a lo más barato. Y esa es una cadena que se rompe sin solución. Las leyes no van a favorecer el consumo, estamos en un momento crucial.

O se introduce la cultura del vino y la educación sensorial des de pequeños en casa o en la escuela, a base de cultura humanista y mediterránea, o estamos perdidos.

Exceptuando las exportaciones, el consumo interno es muy frágil. El vino es una cuestión de Estado, puesto que si en La Mancha no hubiera viñedo, la tierra se desertizaba. Somos la “Australia europea” del mediterráneo.

A favor de la economía rural y la no desertización, está el enoturismo que va en auge.

Es una riqueza, la solución. Tenemos el país más montañoso de Europa después de Suiza. Tenemos una mayor variabilidad climática, paisajística y ampelográfica. Así el enoturismo puede ser aquí mucho más diverso y rico que en ningún otro país del mundo. Pero debe desarrollarse des de la iniciativa privada y la administración crear las bases.

A pesar de ello, cuando he publicado en El Viajero temas de enoturismo, ha resultado a veces que las bodegas no siempre están disponibles y abiertas. Potenciar el turismo alternativo al sol y playa es una necesidad, pero la oferta debe estar vigente para apuntalar el sector vitivinícola. La venta en bodega es clave.

La prescripción casi se ha convertido en profesión, hoy en día.

Bueno pues yo que soy parte, no puedo decir mucho. La mayoría de los prescriptores del vino son amigos. Somos una piña. Es complicado pero no hay ni rencillas ni combates. Las gentes que están en los medios de comunicación deben juzgar si lo hacemos bien o mal.

¿Recibes bien las críticas?

Recibo directamente pocos mensajes. Indirectamente algunos me utilizan para sus argumentos en debate y web como fuente de autoridad. Pero recibo pocos escritos. Son las bodegas las que dan visibilidad a mi trabajo y lo comparten en la red. Es fantástico porque son gente que no conozco de nada y me preguntan “¿Qué  podemos hacer?” Y les digo “¡Buen vino!”. Veo normal y positivo que me citen en los debates. Muchas veces sus juicios y criterios convergen con los míos.

¿Cuánto vino bebe Carlos Delgado?

Consumo vino cinco días de la semana, el vino del que voy  a escribir. No hago cata. Escribo para la gente que lo consumirá y tengo que trasmitirle eso. Abro el vino, realizo el análisis técnico por la mañana y a partir de ahí lo sigo catando cada día, para publicar el viernes en El País. El sábado abro hacia las 12h del mediodía uno o dos o tres vinos. El que más me convence sigo todo el dia con él. Valoro de un vino cómo evoluciona en la botella.

Es un mito que un vino deba beberse todo. Los vinos aguantan bien 4-5 días. Al final, antes de escribir vuelvo a revisar las notas que empecé. Escribo y  traslado.

Las críticas son todas positivas. ¿Eres de los que piensan que hay tanto bueno que no hace falta hablar de lo malo?

Hablo de los vinos que me gustan. Hablar mal de un vino es de una responsabilidad tremenda, por la amplia difusión que puede llegar a tener. Penalizas a una gente que trabaja y que ha invertido dinero en la elaboración. Y eso exige una responsabilidad que no me considero capacitado para hacer. Yo hablo de mí, de lo que me ha provocado el vino. La única cata que para mi puede penalizar es la cata de defectos. Tendría que catar 12 para confirmar que no es bueno. Las puntuaciones agresivas o negativas son complicadas de realizar. En una revista especializada tienes la obligación de mencionarlo y de afinar más, porque el lector es también más entendido en este terreno. Pero ¿cómo puedes descalificar un vino con una sola botella? El rigor que exigiría una descalificación es tan grande… Tendría que ir a la bodega, catar todo y luego ratificar mi opinión para poderlo hacer.

Además, en nuestro país es que cuesta encontrar un vino malo. A mi no me llegan. Los puntúo a muchos de 8 para arriba, antes era a partir de 7.

¿Qué puede sorprenderle a un experto que habrá catado infinidad de vinos?

Me enamoran, me emocionan, me sorprenden aún muchos vinos. Cuando empecé a puntuar, quedé impresionado con el prieto picudo, es un varietal genial… Cuando daba con los de cierta calidad, eran vinos poco valorados… Me agrada publicar de varietales, hay una que da sorprendentes resultados, la albarín, en Cangas, León, Galicia… Pero me tiene obsesionado una cosa, el repunte de la baboso en Canarias que es el reservorio más importante de variedades. Allí está todo, hay viñedos pre-filoxéricos. Tienen un incalculable valor. Pero es una zona olvidada y penalizada que no puede traer vino a la Península. Es un mercado cautivo porque no puede desarrollar su potencial. Esos tintos, las malvasías, el moscatel… Sin embargo las variedades de las Baleares nos llegan mejor. Pero mi apuesta de futuro son las Canarias, como gran reservorio ampelográfico de vinos novedosos.

Y sobre Cataluña, ¿cómo ves la evolución de los vinos y el consumo?

Cataluña tiene de todo, espumosos, blancos increíbles, tintos espectaculares en el Penedés, cariñenas del Priorato, pero el primer enemigo lo tiene en casa. Amigos míos bodegueros, están más considerados al pasar el Ebro que en Cataluña. Creo que el futuro pasa por beber su vino. Hay cavas de xarel·lo tremendos. Conozco mucho Cataluña y  he estado infinidad de veces. Tengo amigos y conocidos, y hay grandes personajes como René Barbier que se fue al Priorat en solitario más con actitud filosófica que vitivinícola o Josep Lluís Pérez. Es incomprensible el bajo consuma y la estima de muchos catalanes que prefieren otras denominaciones de origen.

Pregunta obligada: un vino ¿para qué momento  y con qué persona?

El Quintaluna 2011 que sale el viernes. No creo que haya un blanco de mejor relación calidad precio en toda España. Está a 6 euros, es un joven con ligera crianza sobre lías. Son vinos que juegan con la concepción, te enamoran con la frescura, la juventud, el desparpajo y a la vez su solidez. Son una bodega seria y comprometida, con gente joven delante.

Carlos Delgado

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@CarlosBoves

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